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España elevará 40 veces sus niveles de reciclaje químico de envases plásticos de aquí a 2025. El tridente empresarial formado por Plastics Europe (Asociación Paneuropea de Productores de Plásticos), Feique (Federación Empresarial de la Industria Química Españolay Aimplas (Instituto Tecnológico del Plástico), ha presentado el informe “Reciclado Químico en España: Apostando por un futuro circular”. Se trata del primer estudio en el que se analiza la situación y grado de implantación del reciclado químico en España y se realiza una prospectiva a futuro.

Desarrollo del reciclaje químico de envases plásticos

¿Qué es el reciclado químico?

El reciclaje químico es la emergente y más completa alternativa al reciclado mecánico. Hasta ahora, en los procesos de reciclaje de residuos plásticos, había imperado el reciclaje mecánico. Es decir: triturar el material, realizar un proceso de extrusión y fundición, moldearlo y transformarlo. Esta opción, pese a ser la más desarrollada, no funciona en todos los casos.

Ante dicha incapacidad técnica, entra el juego el reciclaje químico de envases plásticos. Cuando hablamos de técnicas y/o procesos de reciclado químico, nos referimos a tecnologías que descomponen el plástico en combustible o plástico nuevo (repolimerización) con alguna combinación de calor, presión, oxígeno empobrecido, catalizadores y/o disolventes.

La descomposición de los polímeros en monómeros permite nuevo plásticos de la misma calidad

En este tipo de reciclado se produce la descomposición del polímero para obtener los componentes iniciales con los que se formó, los monómeros. Es un conjunto de tecnologías que permite volver a la materia prima y a los componentes fundamentales, transformarlos y darles un nuevo valor. Así, se pueden fabricar nuevos productos químicos y plásticos de la misma calidad que los creados a partir de recursos fósiles y reducir las emisiones.

De camino hacia la economía circular

La gran mayoría de los productos y/o envases plásticos no fueron diseñados pensando en la sostenibilidad. En el camino hacia la economía circular, hay que conseguir su reciclaje de manera íntegra y eficiente. Donde los métodos tradicionales no llegan, aparece el reciclaje químico, un conjunto de procesos innovadores que permiten revalorizar los residuos plásticos, cada vez más abundantes, y darles otros usos.

El plástico es un material creado para tener una vida útil como parte de prácticamente todo lo que consumimos. Y también necesita tener una segunda vida después de ello. Y una tercera, y una cuarta. Esto es lo que se conoce como economía circular y es imprescindible si miramos a los datos.

La producción mundial de plástico ha pasado de 1,5 millones de toneladas en 1950 a los 359 millones en 2018, de acuerdo a cifras del Parlamento Europeo y Eurostat. 

En Europa se recogen cada año unos 30 millones de toneladas de residuos plásticos. Sin embargo, el 85% se incinera, se exporta o se envía al vertedero.

Plastics Europe

Esto es, por un lado, una gran fuente de emisiones de CO2: se estima que, en 2019, la producción e incineración de plástico emitieron alrededor de 850 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a nivel global. Por otro, es un desperdicio de recursos valiosos a los que se podría dar esa nueva vida.

¿Se puede reutilizar todo lo que se separa en el contenedor amarillo?

No directamente. No todos los materiales pueden someterse a un reciclaje mecánico. Debemos ser conscientes de que, en gran parte de ocasiones, los elementos plásticos están muy degradados, contaminados o mezclados con sustancias difíciles de separar y limpiar.

«Con las tecnologías y los medios de recogida y selección de residuos plásticos actuales se puede recuperar como mucho un 50% de los residuos plásticos. Enterrarlos en un vertedero no es una solución, estamos malgastándolos. El plástico es algo así como petróleo solidificado. Las emisiones de carbono por incinerarlo son altísimas. Aquí entra en juego el reciclaje químico, con el que podemos «cerrar el bucle».

Daniel Gambus, especialista de Sostenibilidad Corporativa de SABIC Europa

Técnicas y procesos de reciclado químico

Con esta simbiosis, se puede abrir una vía para aumentar el volumen y mejorar la calidad de los plásticos reciclados. Creando una jerarquía de tecnologías para cada uno, que vaya desde el reciclaje mecánico hasta el químico en base a las necesidades de cada plástico.

Reciclaje químico de envases plásticos
Cada año se producen 359 millones de toneladas de plástico

Las distintas tecnologías de reciclado químico existentes se utilizan en función de las características del residuo y de la materia prima que se quiere obtener.

Se pueden englobar en tres grupos principales:

  • Despolimerización térmica o termólisis, como la pirólisis o la gasificación, donde la ruptura de la cadena polimérica se lleva a cabo mediante aporte de calor.
  • Solvólisis, donde se emplean disolventes, temperatura y presión para obtener monómeros u oligómeros.
  • Degradación enzimática o biológica, nuevas tecnologías en el horizonte, que se llevan a cabo por el propio microorganismo o por enzimas, y se aplica a bioplásticos.

Importancia del reciclaje químico en envases alimentarios

El reciclado químico es un proceso destacado y vital para el desarrollo de envases de uso alimentario. Ya que es muy frecuente el uso de materiales multicapa degradados, esenciales para garantizar la conservación y calidad del alimento. Cuando ponemos un plástico en contacto con un alimento hay que asegurarse de que el material es seguro, tanto en origen y composición como una vez reciclado.

Por ejemplo, si utilizamos una botella de agua y después de vaciarla la llenamos con un insecticida, un abono o un combustible, el material obtenido de ella con reciclaje mecánico no es seguro. Sin embargo, con el reciclado químico se pueden extraer los monómeros del polímero y purificarlos.

En Osona Seal Pack contamos con una amplia experiencia en la confección de envases flexibles a medida y nuestra tecnología permite una excelente conservación de su contenido. Lo que nos permite, en el caso de los productos alimentarios, mantener aromas y sabores de la mejor manera posible.

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